jueves, 10 de julio de 2014

INFORMACIÓN Y CONOCIMIENTO EN PROSPECTIVA

Vivimos un momento de transición profunda entre una sociedad de corte industrial y otra marcada por el procesamiento de la información y las telecomunicaciones. El uso de la informática afecta de manera directa e indirecta todos los ámbitos de la sociedad; redefine la realidad, ya que modifica la forma en la que se producen y distribuyen los bienes y servicios, las relaciones internacionales, e incluso puede modificar la forma en la que nos interrelacionamos y divertimos. Para tener una idea de la magnitud de sus efectos en la sociedad y en la vida de las personas, podemos compararla con la revolución industrial.

Con la revolución industrial la sociedad dejó de girar en torno a la agricultura y el ámbito rural para dar paso a una civilización urbana, en torno a las ciudades, con la fábrica como institución predominante. La sociedad funciona desde entonces de acuerdo a los ritmos de la producción industrial y las jornadas laborales. El trabajo se mide con base al reloj, las fiestas y celebraciones que tienden a dejar atrás sus significados agrícolas, para centrarse más en el consumo y dar satisfacción así a sistemas de producción cada vez más exigentes. Con la revolución industrial la sociedad cambia de manera muy dramática, generando una era de extraordinarios progresos y nuevos retos en todos los campos de la actividad humana.

Durante más de 200 años la economía del mundo se basó en un aparato industrial en permanente crecimiento y perfeccionamiento tecnológico que logró Inmensos avances: de 1800 a fines del siglo XX la población mundial pasó de 900 millones de personas a 6 mil millones, un crecimiento jamás antes visto, debido en buena medida al progreso de la medicina y al aumento de la productividad en todos los campos de la economía. En un momento histórico tan breve se tuvo un gran avance en materia de educación. Se consiguió que más de la mitad de los habitantes del planeta asistieran a la escuela y aprendieran a leer y escribir, mientras que a principios del siglo XIX sólo una minoría tenía esa habilidad. La cifra de universidades e institutos de estudios avanzados se multiplicó exponencialmente y se crearon decenas de nuevos programas o carreras. Todo ello gracias a una sociedad industrial y empresarial mantenida en movimiento principalmente gracias al poder emanado d la energía producida por la electricidad y el petróleo.

En los últimos años del siglo pasado y en este comienzo del siglo XXI la difusión masiva de las tecnologías de la información y las comunicaciones han creado la llamada revolución informática que ha dado origen a una nueva época que se conoce como sociedad de la información, influenciando enormemente los procesos administrativos y gerenciales. Hoy en día gracias a todo ello se puede afirmar que el motor que impulsa a las empresas y a la economía en general  es la información.

Los inventos más importantes del Siglo XX en las primeras etapas de la era industrial, como el telégrafo y el cine, evolucionaron, se diversificaron en otros medios como el teléfono o la televisión, y se difundieron, cambiándose en importantes medios de comunicación. A partir de la década de los setenta su importancia se amplía a nivel general y su cobertura se expande a todos los rincones del mundo. Los adelantos en la tecnología de satélites hicieron posible que la televisión se transformara en un medio mundial de comunicación. En 1969 se crea la primera red global de telefonía y en la década de los años noventa el uso del cable de fibra óptica, elevó exponencialmente la capacidad de las redes de telefonía. A finales del siglo XX el mundo contaba ya con una sólida red global de telecomunicaciones.

En 1971 se crea el microprocesador, máquina llamada a provocar profundos cambios en la sociedad. En 1975, aparecen los primeros ordenadores personales como aparatos de escritorio que hacían uso del microprocesador como su dispositivo principal de procesamiento. Estas máquinas, mostraron ser tan útiles y versátiles que desde allí, se utilizan en una gran multiplicidad de acciones humanas y muy principalmente en las empresariales.
Desde la década de los años setenta, las economías del mundo inician un proceso de globalización que da paso a una nueva dinámica del sistema económico administrativo y empresarial del mundo, en el que los países son cada vez más dependientes de lo que sucede en los otros. Este proceso ha permitido la integración de mercados de productos y servicios de diferentes países. Las empresas que participan en las cadenas de producción proceden de varios países, esto ha genera nuevos retos y grandes oportunidades a las compañías que han sabido enfrentarlos.

La globalización implantó reformas fundamentales en la naturaleza de la economía. Por ejemplo, cambió las normas de la competencia: para perdurar en un mercado que se desarrolla a lo largo y ancho del mundo con una inmensidad de variaciones y características, las empresas requieren ser muy maleables para acomodarse a las circunstancias de cada lugar, y además de creativas y organizadas para poder crear asociaciones comerciales y redes de compra, procesamiento y venta de materias y mercancías. El factor central de éxito, en este caso, es la capacidad de obtener y procesar toda la información de manera casi instantánea. Esto les permite identificar oportunidades de nuevos mercados, coordinar a las distintas unidades de producción, controlar los inventarios, y conocer lo que está haciendo la competencia. La información de esta manera, se convierte en un recurso estratégico gracias a que puede ser generada y procesada por computadoras y transmitida a través de las redes de telecomunicaciones.



BIBLIOGRAFÍA


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